Los vínculos existentes entre Andalucía y América fueron múltiples y de diversa índole. Su condición de puerto de Indias dio lugar a un contacto fluido que produjo una interacción cultural de inmensas repercusiones. Una gran cantidad de andaluces embarcaron hacia el Nuevo Mundo llevando consigo sus usos y costumbres. Uno de los enclaves donde las influencias andaluzas estuvieron más presentes fue el virreinato de la Nueva España (…)
La creación artística del virreinato estaba hasta el momento en manos de los indígenas. Fueron las órdenes religiosas quienes, a través de estampas y grabados traídos de Europa, introdujeron el arte español con un propósito evangelizador (…) La pintura en el virreinato, tras una primera etapa caracterizada por la fiel copia de los modelos europeos, adquirió una personalidad propia. Sería en el siglo XVII, vigentes ya los principios estéticos preconizados por la Contrarreforma, cuando comenzó a surgir una pintura propiamente novohispana (…)
La cuestión iconográfica adquirió una relevancia especial. En una sociedad multicultural en la que convivían indios, españoles y criollos era necesario establecer un lenguaje común y de fácil comprensión (…) Las órdenes religiosas utilizaban el prestigio de las imágenes para sus propios fines. Asimismo, los criollos vieron en ellas un elemento perfecto en su afán de reivindicar su identidad cultural (…) Entre todas las advocaciones, la Virgen de Guadalupe ocupó un lugar preferente. Aunque adoptó el nombre de la extremeña, puede considerarse netamente novohispana. Una antigua leyenda narra como en el año 1531 la Virgen se le apareció a un indio recién bautizado con el nombre de Juan Diego en las inmediaciones de la ciudad de México. Cuando le pidió que acudiera a ver al arzobispo fray Juan de Zumárraga y le solicitara la construcción de un santuario en su honor este no quiso prestarle atención, entonces la Virgen le pidió que recogiera rosas con su ayate (túnica) y se las llevara. Al desplegarlo, la imagen de la Virgen había quedado impresa en el ayate. Este hecho, conocido como el Milagro de las Rosas, fue recogido por el indio Antonio Valeriano en su Nicam Mopohua (aquí se narra) y dio origen al culto guadalupano en Nueva España. La Virgen de Guadalupe tenía raíces tanto españolas como americanas, por lo que con ella se identificaba la mayor parte de la heterogénea población del virreinato (…) La devoción guadalupana se extendió rápido por el virreinato (…) La imagen de la Virgen quedó acuñada de una forma fija: sin Niño, suspendida en el aire, con corona, túnica rosa, manto azul de estrellas, y rodeada de una aureola de rayos solares. Varios elementos propios de la iconografía guadalupana como la luna menguante sobre la que se apoya, las manos colocadas en actitud de oración, la corona o los rayos poseen ascendencia apocalíptica (…)
Muchos teólogos la relacionaron con la Inmaculada Concepción (…) El culto a la Inmaculada estaba implícito en la Virgen de Guadalupe, motivo por el cual sus representaciones en Nueva España fueron menos abundantes que en España (…) Es indudable que el tipo iconográfico de la Virgen de Guadalupe deriva del de la Inmaculada Concepción, pero posee un rasgo diferenciador: la tez morena como la de los indios proclamando su condición indígena (…)
Se la pintaba de dos formas fundamentales: en solitario, copiando fielmente la imagen que había quedado impresa en la túnica del indio Juan Diego en el año 1531, o acompañada de cuatro escenas que narraban la secuencia de las apariciones (…)
Es comprensible que la mayor parte de estas pinturas se hallen concentradas en Andalucía, la zona que mantuvo una relación más estrecha con la Nueva España (…) En gran medida eran funcionarios del gobierno y gente adinerada que pretendían instalarlas en sus domicilios particulares o donarlas a alguna institución religiosa de su localidad natal. A menudo se trataba de eclesiásticos de diferente status cuyo propósito era colocar una devoción indiana junto a una española y difundir su culto entre los miembros de su orden (…)
La presencia de pinturas novohispanas en Andalucía Oriental es mucho menor, casi testimonial, pues su relación con América no tuvo la importancia de la zona más occidental (…) La localización de algunos lienzos de la Virgen de Guadalupe de México en la capital granadina revela que esta estuvo en cierta medida ligada al virreinato de la Nueva España. Granada fue la primera ciudad relacionada con el continente americano. En ella se firmaron las célebres Capitulaciones entre Cristóbal Colon y los Reyes Católicos, documento clave en el Descubrimiento y Conquista de América. En base a este hecho, Santa Fe se considera “Cuna de la Hispanidad” (…) Advocaciones religiosas como la de la Virgen de las Angustias o la de San Juan de Dios se exportaron a Nueva España (…) La presencia de las apariciones en los lienzos guadalupanos data del siglo XVII, aunque se extendió sobretodo en el siglo XVIII (…) Muchas de ellas se inspiraron en los cuatro lienzos que figuraban en los retablos de la Ermita del Tepeyac. La mayoría de las pinturas guadalupanas las incluyen (…) Los medallones que enmarcaban las escenas de las apariciones y el milagro podían ser de forma poligonal u ovalada, asiduamente rodeados por una orla dorada con filos negros o volutas rococó (…)
El paisaje del Tepeyac se observa en las pinturas guadalupanas a partir de la segunda mitad del siglo XVII, incluyendo los monumentos que sirvieron de marco a las apariciones de la Virgen (…) La presencia de ángeles en las copias guadalupanas, portando símbolos marianos o sosteniendo las cartelas, deriva de la pintura sevillana, en la que era frecuente pintar a la Virgen rodeada de ellos (…) Aunque la imagen original de la Virgen de Guadalupe no incluía ángeles, estos fueron añadidos al lienzo en el siglo XVI. Son más comunes en las representaciones guadalupanas del siglo XVIII (…)La mayoría de las pinturas guadalupanas conservadas en España son anónimas.
PATRICIA BAREA AZCÓN: “Iconografía de la Virgen de Guadalupe de México en Granada”, Cuadernos de Arte de la Universidad de Granada, Nº 38, 2007, págs. 317-330
En la capilla del Hospital de San Juan de Dios de Granada (antigua celda del Padre Ortega), se encuentra este retablo de pequeño formato dedicado a la Virgen de Guadalupe. La calle central del altar se cierra con dos pequeñas puertas que albergan en su interior este lienzo que representa a la virgen del Tepeyac con todos los elementos que conforman su iconografía.
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