La pintura de extremas corrosiones mentales que llevan a la práctica Luis Gordillo, Sigmar Polke, Ferrán García Sevilla y Philip Guston desgrana narrativas lanzadas al colapso. La desazón psicológica que provocan en nosotros las convierte en pinturas altamente eficaces en su inexpresividad y desconcierto, y a sus artistas en radicales escrutadores del curso libre de la mente, que todo lo iguala y lo arroja descompuesto y sin sentido al exterior. […]
Experiencias de memoria ciega, de percepciones rotas y de pensamientos desmembrados inundan las pinturas de Ferrán García Sevilla. Cada pintura suya celebra de forma combinada tanto su propia validez como su total futilidad. Sobrevive en ella una momentánea validez para emitir reflexiones ideológicas impregnadas de una inevitable poesía cáustica que es la consecuencia de encontrarse al final de cada experiencia creativa con el sinsabor del autoengaño, con la desazón de sentirse indefenso ante la propia ficción que atenaza el lenguaje. Ferrán García Sevilla realiza uno de los más crudos retratos de la mente, que pone continuamente de manifiesto los límites de toda ilusión subjetiva. Se sitúa para ello en una posición periférica a la pintura, elaborando un sistema iconográfico plural y mudable (en el que ha congregado graffiti, iconografías primitivas, signos tántricos, iconografía popular, líneas electrificadas…) con el que salta de lo íntimo a lo político, de lo místico a la provocación, de la ternura al sarcasmo, de la contemplación al ataque insultante, de lo sagrado a lo siniestro.
TERESA BLANCH: “Demoliciones, humores, ficciones y destellos en cascada”, Los excesos de la mente, Sevilla, Junta de Andalucía, 2002, págs. 25-29 (catálogo)
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