El reinado de los Reyes Católicos supone un período particularmente significativo en la cristalización de un material simbólico heredado y al mismo tiempo adaptado a la nueva realidad política de la doble Corona castellano-aragonesa (…)
Como los últimos Trastámara los Reyes Católicos heredaron la rica tradición textil que permitía exaltar la figura del rey a través de su vestuario que quedó intensamente grabado en la retina de sus súbditos. Las vestiduras cumplieron un papel simbólico desde el instante de su reconocimiento como Reyes de Castilla (1474) expresado mediante una repentina mutación del vestuario regio: “apareció de repente la Reina vestida con riquísimo traje y adornada con resplandecientes joyas de oro y piedras preciosas”. [En los retratos surgió como novedad] elevar la altura de los bustos para mostrar mejor la riqueza de los vestidos reales (…)
Isabel prefería cromáticamente el oro y la plata y también combinaba el color de su divisa personal (el verde) con el rojo (el carmesí-escarlata de la realeza castellana) y el púrpura-violeta que coincidía con el esmalte del león heráldico de Castilla. Fernando también usó este tinte imperial cuando a principios del reinado se cubría con un manto de púrpura.
Uno de los elementos más importantes del vestuario regio eran las joyas que se cosían al vestido, brazaletes, cintas, o cinturones, y se exhibían en forma de joyeles y lujosos collares que enmarcaban el torso del soberano.
ÁLVARO FERNÁNDEZ DE CÓRDOVA MIRALLES: Los Reyes Católicos y Granada, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, Madrid, 2004, págs. 39-57 (catálogo)
Se conservan numerosos retratos de los Reyes Católicos como imágenes oficiales, con una significativa función política y diplomática, por lo que fueron solicitados a la Corte de Castilla numerosos pintores. Durante el siglo XV, afín al espíritu humanista, surgió un nuevo tipo de retrato áulico que otorgaba un protagonismo absoluto al personaje.
Este lienzo reproduce un retrato de la soberana reducido a lo imprescindible, apenas su rostro alargado de ojos almendrados, idealizado, con su característico semblante enérgico, sobre un fondo neutro y oscuro para resaltar su blanca tez, en oración, con un tocado extremadamente sencillo a la moda castellana y un perfil en tres cuartos según la costumbre flamenca, otorgándole dinamismo al conjunto y reduciendo el estatismo y agresividad de la habitual postura frontal. Por el joyel que luce, reflejo del sentido de la majestad que la identificaba, podría tratarse de un retrato original de la Reina que, junto con el equivalente de Fernando el Católico, ambos de medio cuerpo y vistiendo trajes de Corte, presumiblemente pertenezcan a un anónimo granadino. Asimismo, por la inscripción que la acompaña “Reina Doña Ysabel fundadora deste Santo Hospital”, inferimos que este lienzo fue encargado, junto con el del Rey, para decorar un hospital de la capital granadina, dadas las carencias sanitarias de la ciudad tras su conquista cristiana.
Bibliografía:
YARZA LUACES, Joaquín: Los Reyes Católicos: paisaje artístico de una monarquía, Madrid, Nerea, 1993
PÉREZ, Joseph: Isabel y Fernando, Madrid, Nerea, 1997
VACA DE OSMA, José Antonio: Los Reyes Católicos, Madrid, Espasa, 2001
AA.VV.: Los Reyes Católicos y Granada, Madrid, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, 2004 (catálogo de la exposición)
SUÁREZ FERNÁNDEZ, Luis: Los Reyes Católicos, Barcelona, Ariel, 2004
MANSO PORTO, Carmen (coord.): Isabel La Católica y el arte, Madrid, Real Academia de la Historia, 2006
AA.VV.: El arte del poder: la Real Armería y el retrato de corte, Madrid, Museo Nacional del Prado: Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior: Patrimonio Nacional: Tf editores, 2010
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