El género del paisaje tomó un rumbo diferente en este período. La práctica de la pintura al aire libre y unos mayores conocimientos científicos y geográficos pusieron a los pintores en general en contacto con la naturaleza, acercándoles al paisaje con sentido realista y abandonando las fantasías románticas. En ello tuvo mucho que ver que Carlos Haes ocupara la Cátedra de Paisaje de la Escuela Especial de Pintura de Madrid desde el año de 1857, ya que él será el que introducirá el paisaje realista en España al defender e inculcar a sus alumnos la fidelidad al natural (…) El impacto provocado por Fortuny en nuestra ciudad hizo que los pintores granadinos tomaran conciencia del atraso y aislamiento en que vivían (…) y tuvo como consecuencia el que varios de ellos se animaran a emprender “la aventura madrileña”, es decir, realizar estudios superiores en la Escuela Especial de Pintura de la capital. Allí marchó Tomás Martín Rebollo (…) El realismo conlleva una unificación de géneros, un eclecticismo, a la par que en estos años finales del siglo irá naciendo una conciencia nacional o regionalista en las diversas regiones españolas. Y una manera de lograrlo será poniendo en imágenes aquello que es propio de cada lugar. Por eso en las obras de estos pintores y de muchos otros que seguirán sus pasos es difícil deslindar paisaje, costumbrismo o regionalismo. Cierto es que habrá cuadros donde el paisaje es el protagonista absoluto (…) pero en otras ocasiones la pintura es una acertada representación de un paisaje, urbano o rural, pero animado por una serie de figuritas que lo alegran o completan (…)
En noviembre de 1887 Martín Rebollo vino a Granada para entregar a la Diputación la obra que había hecho como pensionado – Paisaje de las afueras de Madrid con figura de mujer – y que los socios del Centro Artístico pudieron admirar cuando visitaron el Museo de Bellas Artes de la ciudad (…) Su obra de pensionado había sido muy elogiada por la prensa madrileña y se rumoreó que la Diputación iba a concederle una pensión en Roma. Nos atrevemos a decir que de este cuadro y de este rumor viene la creencia que Tomás estuvo pensionado en Roma por la Diputación granadina como afirman varios autores (Aróstegui, Pantorba). Basamos nuestra apreciación en no encontrar en textos contemporáneos ninguna mención de dicha pensión (…) Y por otra parte, el cuadro de grandes dimensiones que realizó en Madrid, que entregó a la Diputación y que estuvo en el Museo de Bellas Artes de Granada, al estar gestionado por dicha institución, era un paisaje madrileño con figura de mujer, y en los Inventarios antiguos del Museo el único cuadro que hay de Tomás es un Paisaje napolitano con figura de mujer, lo que nos hace pensar que se trata del cuadro madrileño que se asentó con título erróneo y provocó el malentendido.
MARIA DOLORES SANTOS MORENO: Pintura del siglo XIX en Granada: Arte y Sociedad, Universidad de Granada, 1997, págs. 446-856 (Tesis Doctoral Inédita)
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