Hay dos asignaturas clave que todo artista ha de conocer y practicar para aplicarlas a su trabajo, por supuesto, que antes ha de aprenderlas, y eran tabú en el ámbito femenino, prohibidas para la mujer dentro de las academias y escuelas de arte; esas dos asignaturas que la artista ha arrastrado negativamente casi hasta nuestros días, eran Anatomía Pictórica y Colorido y Composición (…) El problema de las clases de anatomía pictórica, por supuesto, también se dio en España, donde las alumnas se pudieron matricular de esa asignatura, muy a finales del siglo XIX, ya que estuvo vedada para las mujeres hasta 1894 (…)
Respecto a cuadros de desnudos, pocas fueron las mujeres que se atrevieron a pintarlos, destacando entre las que lo hicieron Margarita Arosa y Aurelia Navarro (…)
En el lienzo titulado Desnudo de mujer, de Aurelia Navarro, apreciamos una composición equilibrada, cuyo antecedente podíamos encontrar en la Venus del espejo de Velázquez, ya que guarda el mismo esquema: de espaldas y recostado un desnudo de mujer, cuyo rostro se ve reflejado en un espejo, de correcto dibujo y perspectiva, así como de pincelada suelta y brillante colorido (…)
El problema de un dibujo de desnudo y posterior composición de pintura histórica, relativamente no lo tenían los pintores varones, aunque para hacer un buen trabajo debían tener un gran dominio de esa técnica, cosa que no todos lograrían, porque no eran buenos, o por pudor. El caso, es que en España se hacían pocos desnudos, y con bastante deficiencia, según un artículo del periódico La Época, de mayo de 1901, refiriéndose a la Exposición Nacional de Bellas Artes: “El desnudo que tanto se cultiva en el extranjero, apenas si en España tiene devotos (me refiero a la práctica en la pintura). La razón es sencilla: hacer un buen desnudo es casi tan difícil como hacer un buen retrato (...) La absoluta carencia de modelos, además acrecientan en España las dificultades, haciéndola insuperable o poco menos. Parece mentira en tierra en que tanto abundan las mujeres hermosas; pero así es el hecho y así debe consignarse: Aquí no ponen desnudo más que a las más modestas y deslavazadas. Y es rara la
que, al quedar y conforme nació, no produce una impresión repulsiva y desagradable”.
Como se aprecia en el escrito, se ve por qué no hacían más desnudos en nuestro país: la falta de modelos, así como saber hacerlos correctamente en la mayoría de los casos (…)
Trabajar los temas de grandes composiciones, era más complicado para el colectivo femenino, ya que para dibujar y pintar desnudos no contaban con la formación, ni la facilidad, debiendo aprender de forma libre y teniendo, en muchas ocasiones, que hacer ellas mismas de modelo para que otras pudiesen copiar su anatomía.
MATILDE TORRES LÓPEZ: La mujer en la docencia y la práctica artística en Andalucía durante el siglo XIX, Málaga, Universidad de Málaga, 2007, págs. 98-106 (Tesis Doctoral Inédita)
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