Manuel Gómez-Moreno
Manuel Gómez-Moreno González (Granada 1834-1918) fue el artista más polifacético de entre todos sus contemporáneos y de muchos de los grandes artistas de todos los tiempos, con una preparación intelectual y profesional más cercana al concepto docto humanista que al imperante en su época ya que lo...leer más
Manuel Gómez-Moreno González (Granada 1834-1918) fue el artista más polifacético de entre todos sus contemporáneos y de muchos de los grandes artistas de todos los tiempos, con una preparación intelectual y profesional más cercana al concepto docto humanista que al imperante en su época ya que los pilares de su formación se gestaron entre las lecturas y conocimientos de los libros de los tratadistas clásicos extranjeros, entre ellos Mengs y Winckelmann, o los españoles Carducho o Palomino; estudió en profundidad a los dibujantes y grabadores románticos, acercándose también a la arqueología, la arquitectura y estudiando con ahínco técnicas como la perspectiva y aprendiendo anatomía para conocer perfectamente las proporciones y medidas humanas.
Estudió en la Academia de Bellas Artes de Granada y en la Escuela Especial de Pintura de Madrid donde tuvo como maestros a Juan Antonio y Luis Ribera así como a Federico de Madrazo; durante su estancia en esa ciudad trabajó como copista en el Museo del Prado, labor que le será recompensada a su vuelta a Granada ganándose la vida con ello y por su habilidad en el tema del retrato y en las restauraciones pictóricas.
Su presentación oficial ante la población granadina se produjo en las fiestas del Corpus del año 1861, en la exposición celebrada a tal efecto y en la que presentó el lienzo La Piedad que obtuvo la medalla de plata en el certamen, consiguiendo una de oro en la convocatoria del año siguiente por su cuadro Expolio de Jesús. Su protagonismo en los círculos intelectuales de la ciudad creció de tal forma que, desde el año 1869 que ganó una oposición para profesor de dibujo en el colegio San Bartolomé y Santiago hasta 1878, henchido de cargos públicos y responsabilidades cada vez más fuertes, entre los que destaco, director de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos, en el que publicó un programa de trabajos relacionados con su labor de investigación arqueológica que le valió para ser propuesto para académico correspondiente de la Academia de San Fernando, pocas fueron las oportunidades para coger los pinceles y dedicarse a la pintura.
Pero en ese año, 1878, le fue otorgada una pensión [por la Diputación de Granada] para viajar a Roma y perfeccionar su técnica durante dos años. Su estabilidad económica y personal eran un hecho pero esta noticia le supuso un revulsivo en su vida haciéndole avivar sus inquietudes artísticas y sin pensárselo demasiado la aceptó matriculándose de inmediato en la célebre Academia Giggi, donde su trayectoria técnica profesional evolucionó de manera considerable (…) Su estancia en Italia la completó con un viaje por las ciudades más emblemáticas y artísticas de ese país quedando fascinado especialmente, por su afinidad a sus investigaciones nunca olvidadas, las de Herculano y Pompeya así como Venecia.
En su estancia definitiva en Granada, gozará de sus mejores años profesionales y de gran prestigio en sus numerosos cargos públicos que retomó tratando de gestionar y conservar el patrimonio artístico de la ciudad y provincia así como organizando eventos y certámenes artísticos, promocionando y activando la labor intelectual, universitaria y la investigación arqueológica e histórica de la ciudad.
AGUSTÍN MARTÍNEZ PELÁEZ: El mercado del arte y la pintura granadina del siglo XIX, Universidad de Granada, 2006, págs. 283-284 (Tesis Doctoral Inédita).
leer menos