Aurelia Navarro Moreno
Aurelia Navarro Moreno (Granada, 1882-1968) fue una pintora de formación decimonónica que vivió hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX. Su infancia transcurrió en su casa natal, cerca del Generalife. En su juventud se formó artísticamente con los maestros José Larrocha y Tomás Muñoz Luc...leer más
Aurelia Navarro Moreno (Granada, 1882-1968) fue una pintora de formación decimonónica que vivió hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX. Su infancia transcurrió en su casa natal, cerca del Generalife. En su juventud se formó artísticamente con los maestros José Larrocha y Tomás Muñoz Lucena.
La Diputación Provincial de Granada enriqueció su colección patrimonial desde finales del siglo XIX a través de las obras de los pensionados, encargos o donaciones, constituyendo una importante colección de los artistas locales más reconocidos, entre los que se encontraba Aurelia Navarro, pensionada a Madrid por la institución provincial, a cuyos fondos artísticos pertenece esta obra.
Alentada por Muñoz Lucena y por sus compañeros José Mª Rodríguez-Acosta y José Mª López Mezquita, la joven artista se decidió a participar en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes celebradas en Madrid, obteniendo con veintidós años una mención honorífica en la de 1904 por su obra Sueño tranquilo. Asimismo, concurrió a la de 1906, con la obra Retrato de Señorita, cuyo jurado estaba presidido por Francisco Pradilla, que otorgó a la joven la medalla de bronce. Ese premio se le volvió a entregar en la Nacional de 1908, con la presentación de su cuadro Desnudo de mujer, convirtiéndose en una de las primeras artistas españolas en retratar un desnudo inspirado en la Venus del espejo de Velázquez.
Otras obras conocidas de Aurelia Navarro son Niñas haciendo flores y Niña en el Carmen, así como una serie de Mujeres con mantones.
A pesar de esta prometedora y floreciente carrera artística en la capital española, la familia de la joven pintora consideró su popularidad y el entorno cultural en el que se movía un obstáculo y consiguió trasladarla a Granada donde, como ocaso de su brillante futuro, tomó parte en la exposición de caricaturas y tarjetas postales organizada por el Centro Artístico de Granada en 1908 y en la colectiva de la misma entidad de 1916.
Ante los acontecimientos personales y las presiones sociales, reprimida y frustrada, resolvió ingresar en la orden religiosa de las Adoratrices en 1923, con sólo cuarenta años, momento en el que su inspiración artística comenzó a desaparecer, únicamente vislumbrada en algunos cuadros de temática religiosa. En 1933 fue destinada al Vaticano para presentar un gran retrato de la fundadora de la Orden, la Madre Sacramento, que iba a ser beatificada. No obstante, como señaló la historiadora del arte Matilde Torres López “poco a poco se fueron acabando su vocación pictórica y su creatividad artística”. En los últimos años de su vida, vivió en el Convento de las Adoratrices de Córdoba, donde falleció en el año 1968.
Creadora de una estética esencialmente femenina, Aurelia Navarro nunca disimuló su arte ni su identidad, ejemplo de una mujer con inquietud y capacidad creativa que, aunque capaz de enfrentarse a las prohibiciones de su entorno, acabó por dejar su actividad artística y plegarse a las imposiciones sociales de la sociedad en la que vivía.
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